Etica estoica
Según los principios estoicos no existen actos malos en si mismos sino el mal moral que representa la ausencia del recto orden en la voluntad humana.
Tanto en la física como en la moral los contrarios actúan recíprocamente. No se podría entender lo que es tener coraje si no se conoce el miedo, la justicia sin la injusticia, el valor sin la cobardía, lo que significa el placer si no se conoce el dolor.
Vivir de
acuerdo a la naturaleza y a sus leyes significa para el estoicismo atenerse a
los principios que operan en ella, de los cuales el alma humana también
participa.
Diógenes Laercio señala que la virtud consiste vivir conforme a la recta razón,
de acuerdo a la naturaleza.
El hombre es el único que puede
conocer esas leyes y de aceptarlas conscientemente y es libre de cambiar su
actitud de acuerdo a su voluntad y responsabilidad, porque ninguna acción es
buena o mala en forma determinada.
Por lo tanto, algunas cosas serán
preferibles, otras rechazables y otras indiferentes y el placer nunca puede ser
un fin en si mismo.
Las virtudes esenciales son la
prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia que se complementan entre
si, pero la conducta verdaderamente virtuosa es la del sabio, que se ha
liberado de las pasiones, tiene dominio de si mismo y acepta su finitud.
Los estoicos tardíos ponen
énfasis en la idea de progreso y dividen a la humanidad en dos grupos, el de
los insensatos y el de los que progresan hacia la virtud o la sabiduría.
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